Un estudio del CONICET logró probar, en laboratorio, que derivados del cannabis pueden prevenir el dolor que provoca uno de los tratamientos más utilizados contra el cáncer.
Investigadores del Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional (CONICET–Universidad Austral) publicaron en la revista Psychopharmacology evidencia preclínica de que ciertas formulaciones orales de derivados del cannabis podrían prevenir el dolor neuropático asociado a la quimioterapia con paclitaxel. Si bien el estudio se realizó en un modelo experimental, los resultados representan un avance clave hacia nuevas estrategias complementarias para pacientes oncológicos.
Liderado por las doctoras Delia Soriano y María Florencia Coronel, el trabajo probó dos formulaciones de uso clínico compuestas por THC (Δ9-tetrahidrocannabinol) y CBD (cannabidiol), los principales compuestos activos de la planta de cannabis.Una de las formulaciones usadas tenía partes iguales de THC y CBD (proporción1:1) y la otra, una cantidad baja de THC y veinte veces más CBD (proporción1:20).
Esta diferencia es clave: el CBD presenta propiedades ansiolíticas y anti-inflamatorias, mientras que el THC posee acción analgésica pero puede generar efectos psicotrópicos como euforia, confusión o alteraciones en el estado de ánimo.
En el estudio, se administraron estas formulaciones al mismo tiempo que se inició el tratamiento con paclitaxel, uno de los quimioterápicos más utilizados para tratar cáncer de mama, ovario y pulmón, y que puede generar neuropatía y dolor como efecto adverso.
Los animales que recibieron las formulaciones de THC y CBD -provistas por la empresa pública jujeña Cannava SE- no desarrollaron hipersensibilidad al tacto ni al frío, signos comparables al dolor que refieren los pacientes que desarrollan esta neuropatía.
Aunque los resultados aún deben validarse en humanos, este trabajo se destaca por utilizar formulaciones y dosis similares a las que ya se emplean en pacientes con otras patologías, administradas por vía oral y de grado farmacéutico.
“Nuestros resultados abren la puerta a una alternativa preventiva, efectiva y segura, usando productos a base de cannabis ya aprobados para otras patologías y adaptados a las formas de administración utilizadas en pacientes oncológicos”, explican las autoras.