Un estudio publicado en la revista BMC Medicine encontró que las personas que viven solas y no reciben visitas mensuales enfrentan un riesgo 39% mayor de muerte prematura.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Glasgow encontró que la soledad y el aislamiento están asociados con un mayor riesgo de muerte prematura. El estudio, que siguió a 458.146 personas de entre 40 y 70 años durante 12 años y medio, encontró que las personas que vivían solas y no recibían visitas mensuales tenían un riesgo 39% mayor de muerte prematura que las personas que no estaban solas y tenían contacto regular con familiares y amigos.
El estudio se centró en cinco aspectos clave de la interacción social:
- La confianza en alguien cercano
- La frecuencia de la soledad percibida
- Las visitas de familiares y amigos
- La participación en actividades grupales
- La vivienda en solitario
Los resultados del estudio mostraron que la ausencia de interacción en cualquiera de estos aspectos estaba directamente asociada con un mayor riesgo de muerte prematura.
Los investigadores señalan que el riesgo real radica en el aislamiento objetivo y la falta de conexiones significativas. Las personas que viven solas y no reciben visitas mensuales enfrentan un riesgo más alto de muerte prematura, incluso si participan en actividades grupales.
Los expertos enfatizan el papel crucial del “manto social protector” proporcionado por la familia y los amigos para prolongar la vida. Sugieren que las intervenciones para abordar la soledad deben ser adaptadas a las necesidades individuales, reconociendo la complejidad del problema.
Algunas cosas que las personas pueden hacer para reducir su riesgo de soledad y aislamiento:
- Conectarse con amigos y familiares regularmente
- Participar en actividades sociales
- Voluntario en su comunidad
- Unirse a un grupo de apoyo
- Buscar ayuda profesional si es necesario