Sandra Valdez, profesora de teatro en Sarmiento, comparte su apasionante trayectoria en el mundo de las artes escénicas.
Cada 27 de marzo, celebramos el Día del Teatro, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la importancia de esta disciplina en nuestras vidas.
El teatro no es solo un escenario donde se representan historias; es un espacio donde se forjan conexiones, se cultiva la creatividad y se despiertan emociones profundas.

Sandra Valdez, profesora de teatro en Sarmiento, es una figura emblemática en la comunidad teatral de la ciudad. Su formación en payamedicina y su rol como profesora de artística han enriquecido su enfoque pedagógico, permitiéndole abordar el teatro desde una perspectiva integral.
A lo largo de su carrera, Sandra ha formado a innumerables jóvenes y adultos en el arte de la interpretación, ganándose el cariño y el respeto de sus alumnos y colegas.Desde su infancia, Sandra se sintió atraída por el mundo del teatro.

Recuerda con nostalgia cómo, de pequeña, se miraba al espejo y actuaba, inspirada por su abuela y un profesor que la guiaron en su camino artístico.
Esta conexión con el teatro, que creció a lo largo de los años, se consolidó cuando decidió seguir su pasión por las artes escénicas, a pesar de los desafíos que enfrentó al principio.
Su compromiso con el teatro es evidente, y ha dedicado su vida a transmitir esa misma pasión a sus alumnos.La disciplina y el compromiso son esenciales en el teatro, y Sandra lo sabe bien.

Para ella, no se trata solo de habilidades técnicas; el verdadero arte radica en la conexión entre los actores. “La voluntad de trabajar juntos es lo que realmente importa”, afirma.
Esta colaboración no solo enriquece la experiencia teatral, sino que también fomenta la amistad y el compañerismo, creando un ambiente en el que todos pueden crecer y desarrollarse.

A lo largo de su trayectoria, Sandra ha vivido numerosas experiencias memorables con sus alumnos. Siempre se sorprende con el talento y la dedicación que los jóvenes traen al escenario.
Durante la pandemia, el deseo de volver al teatro se convirtió en una necesidad compartida, y la magia de actuar resurgió entre sus estudiantes. “Fue una explosión de magia teatral”, recuerda, aludiendo a cómo todos se llenaron de alegría al regresar a los ensayos, incluso con las restricciones necesarias.
Sandra destaca que, a pesar de las dificultades, la pasión por el teatro nunca se desvaneció, y los jóvenes se mostraron decididos a seguir adelante.El consejo de Sandra para los jóvenes aspirantes a actores es claro: sigan su corazón y no se dejen desanimar por quienes piensan que el teatro no es un camino viable.
“El teatro puede ser un alivio para el corazón”, expresa, subrayando la importancia de no permitir que las dudas externas frenen sus sueños.
A través del teatro, se pueden cultivar habilidades que van más allá del escenario, como la empatía y la comunicación efectiva.La evolución del teatro en la vida de Sandra es un viaje continuo.
No solo ha dedicado su vida a la formación de nuevos talentos, sino que también ha participado en proyectos significativos, como el libro “El teatro en pandemia”, que documenta cómo algunos profesionales del teatro han navegado por los desafíos impuestos por la crisis sanitaria.
Su participación en este proyecto es un testimonio de su compromiso con la comunidad teatral y su deseo de compartir sus experiencias.
Sandra también se ha mantenido activa en su formación personal, buscando constantemente mejorar sus habilidades y técnicas para ofrecer lo mejor a sus alumnos.
“Siempre hay algo nuevo que aprender”, dice, enfatizando que el aprendizaje nunca termina, incluso para quienes enseñan.
En este Día del Teatro, celebremos la magia que este arte nos brinda y reconozcamos a figuras como Sandra, cuya dedicación y amor por el teatro deja una huella imborrable en la comunidad de Sarmiento.
El teatro es, y siempre será, un refugio donde cada voz puede ser escuchada y cada historia puede ser contada.
Por Saúl Ignacio