Mientras en Europa y muchos países de América se preparan para modificar su huso horario, en Argentina la situación es diferente.
A lo largo de los años, el país ha experimentado diversos cambios en su zona horaria, pero actualmente mantiene un horario constante durante todo el año. ¿Por qué Argentina no se suma al cambio horario? En este artículo exploraremos la historia y las razones detrás de esta decisión.
En el último día de marzo, los países de la Unión Europea (UE) realizarán el cambio de huso horario, adelantando sus relojes una hora para aprovechar mejor la luz natural y ahorrar energía.
La historia del huso horario en Argentina se remonta al siglo XX. Antes de la adopción del sistema mundial de husos horarios en 1920, cada ciudad en Argentina tenía su propio horario local basado en la posición del sol. Con la llegada del ferrocarril, surgió la necesidad de establecer zonas horarias para facilitar los viajes y la coordinación.
A lo largo de los años, Argentina ha experimentado numerosos cambios en su huso horario. En 1930, se estableció el horario de verano (-3) y el horario de invierno (-4), basándose en supuestos beneficios energéticos. Posteriormente, se alternó entre el huso horario -3 y el -2 durante el verano.
En 1991, algunas provincias comenzaron a resistirse al cambio de horario de verano, y entre 1993 y 2004 todas las provincias adoptaron el huso horario -3 durante todo el año. Sin embargo, en 2004, debido a una crisis energética, algunas provincias volvieron a adoptar el huso horario -4 en invierno y recuperaron el -3 en septiembre.
En 2007, Argentina implementó el Programa nacional de uso racional y eficiente de la energía, que incluía la adopción de un horario de verano. Desde entonces, el país ha mantenido el huso horario -3 todo el año en todo su territorio, con algunas excepciones para provincias que no realizan el cambio horario.
Las razones detrás de esta decisión son diversas. En primer lugar, se argumenta que un horario constante durante todo el año facilita la planificación y evita los problemas de adaptación que pueden surgir con los cambios horarios. Además, se considera que la implementación del horario de verano no genera un ahorro significativo de energía en el país.