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Malbecs extremos: del tinto de alta gama más austral al que se cultiva a mayor altura

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Los enólogos hoy exploran zonas aisladas y hasta no hace mucho tiempo impensadas para desarrollar tintos de alta gama, lo que da como resultado perfiles singulares

Con vientos que superan los 120 kilómetros por hora y temperaturas que llegan a los 7° bajo cero, hacer vino en Sarmiento, Chubut, es todo un desafío. Allí, en el paralelo 45°, casi en la frontera con la provincia de Santa Cruz, nace el Malbec más austral de la Argentina (y del mundo), cuya primera cosecha llegará a las vinotecas este semana, marcando un nuevo récord, extendiendo hacia el Sur su reinado.

Pero este Malbec también da cuenta de la versatilidad de nuestra variedad insignia, que alienta a agrónomos y enólogos ha cultivarlo en las geografías y los climas más extremos. Así, hay Malbec plantado a más 3000 metros de altura en los Valles Calchaquíes, otros que crecen en regiones aisladas de Cuyo; y uno a tan solo 45 minutos del Obelisco. Todos sorprenden, todos brillan. Y aquí contamos sus historias.

Extremo Sur

Racimos congelados, para combatir la helada, en el viñedo de Otronia
Racimos congelados, para combatir la helada, en el viñedo de Otronia

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“El desafío de hacer un Malbec en Otronia es por supuesto domar las condiciones extremas de frío, viento y latitud que Sarmiento, en Chubut, y la Patagonia en general, nos imponen como primer aproximamiento”, cuenta Juan Pablo Murgia, enólogo de Bodega Otronia, que elabora el flamante Otronia Malbec -el más austral del mundo-, que crece en un viñedo a orillas del enorme lago Musters.

En ese inhóspito paisaje, las habituales heladas se combaten mojando con aspersores las vides, ya que al congelarse la planta, en su interior la temperatura no baja de los cero grados. Solo así el racimo puede sobrevivir a temperaturas de varios grados bajo cero. Sin embargo, el desafío mayor son los furiosos vientos, que pueden superar los 120 k/h, y que se combaten no solo (y como es tradicional) con hileras de árboles que flanquean el viñedo, sino también con mallas antigranizo, que aquí ofrecen proyección adicional contra los vientos.

El resultado, como es de esperar, es un perfil de Malbec completamente diferente incluso al del resto de la Patagonia. “La diferencia con otros Malbec es su perfil único que nos lleva inmediatamente al viñedo Otronia después de probarlo por primera vez -asegura Murgia-. El frío moldea el perfil y carácter que lo llevan hacia la fruta roja de gran pureza, recordando guindas y muy particularmente la fruta de la granada. Al mismo tiempo, ofrece notas florales y un recuerdo de mineralidad muy profundo y complejo. Es filoso por su acidez pero muy armónico por su equilibrio. La boca es pura textura”.

Viñedos de Otronia cubiertos de nieve
Viñedos de Otronia cubiertos de nievegentileza

Altura máxima

En el otro extremo de la Argentina, bien al norte, pero por sobre todo, bien alto, se encuentra el viñedo Altura Máxima, donde la Bodega Colomé produce el Malbec cultivado a mayor altura del mundo. Plantado a 3111 metros sobre el nivel del mar, sobre la ladera del Cerro Río Blanco, en un paisaje desértico a causa de lo reducido de las precipitaciones, este Malbec da lugar a un vino tinto de muy alta gama que lleva el nombre de la finca.

Vista de los Valles Calchaquíes desde el viñedo Altura Máxima, a 3111 metros de altura sobre el nivel del mar
Vista de los Valles Calchaquíes desde el viñedo Altura Máxima, a 3111 metros de altura sobre el nivel del mar

Allí los desafíos que enfrentan agrónomos y enólogos son numerosos. “Plantamos en 2003 un viñedo experimental de una hectárea, y nos dimos cuenta que las variedades de ciclo largo (Cabernet, Torrontés, Syrah, entre otras) no maduraban a esta altura por la temperatura baja, y por las heladas de primavera y de otoño. Por eso nos enfocamos solo en Malbec, Pinot Noir y Sauignon Blanc, que lograban alcanzar la madurez”, cuenta Thibaut Delmotte, enólogo de Bodega Colomé.

Si bien el principal desafío es la baja temperatura y las heladas, que aquí también se combaten con un sistema de aspersores., hay otros aspectos que tomar en cuenta: “Tenemos que proteger a la fruta de la elevada radiación solar de la atura, y para ello trabajamos con mucho cuidado las hojas; usamos redes de protección para evitar que los pájaros coman la fruta, que es lo único que encuentran en este lugar desértico, alejado de cualquier otro cultivo; e incluso vamos cubriendo las mejores partes del viñedo con tela antigranizo, porque a esta altura son mucho más frecuentes que en el resto del Valle Calchaquí”, enumera Delmotte.

Vides de Malbec plantadas en la ladera de la montaña
Vides de Malbec plantadas en la ladera de la montaña

Pero los desafíos que toman la forma de amenazas (heladas, pájaros, granizo) no son los más inquietantes. En un viñedo único, a una altura impensada hasta hace solo un par de décadas, el mayor desafío es entender el terruño: “Hace más de 20 años que venimos haciendo Malbec en Colomé, pero Altura Máxima nos cambió las referencias que teníamos del Malbec. tuvimos que adaptarnos a este terroir nuevo y cambiar el chip sobre qué es un Malbec de altura”.

Lejos de la búsqueda de concentración y potencia que inspiró a las primeras añadas, Delmotte reconoce que encontró aquello que realmente define a estos vinos: “frescura y elegancia, y un perfil mineral aportado por el suelo, también diferente al del resto de los Valles Calchaquíes”.

Un valle particular

El Malbec no solo es la variedad de uva más plantada en la Argentina, sino también la que asoma en los más recónditos y aislados paisajes. Un caso ilustrativo es el del Valle del Pedernal, en San Juan, un oasis aislado entre dos cadenas montañosas, al que solo se accede por rudimentarios caminos de tierra, pero que constituye uno de los hot spots de la moderna vitivinicultura argentina. De allí provienen Malbecs con una identidad particular, que no paran de obtener altos puntajes y premios de la crítica internacional.

Finca La Yesca, en Valle de Pedernal (San Juan), donde nace el Malbec Sagrado, de Finca Las Moras
Finca La Yesca, en Valle de Pedernal (San Juan), donde nace el Malbec Sagrado, de Finca Las Moras

“En términos climáticos, Pedernal es uno de los valles más fríos de San Juan y también uno de los más fríos en los que se cultivan variedades tintas en la Argentina -cuenta Germán Buk, enólogo de Finca Las Moras-. Estas bajas temperaturas hacen que la maduración sea más lenta, permitiéndonos lograr vinos con altas concentraciones de color y de aromas, pero que a la vez mantienen una gran acidez natural, lo que se traduce en vinos de una gran frescura”.

Pero esas particulares condiciones climáticas del valle no son las únicas que destacan a los Malbec de Pedernal. Es aislamiento que provee la barrera natural que rodea al valle es también una barrera natural para las plagas, lo que permite cultivos de mucha sanidad. Los suelos, por su parte, ofrecen una riqueza y diversidad que colaboran con la labor del enólogo: “Los suelos del valle presentan características muy interesante para la vid en términos del balance, concentración y color que aporta a los vinos, que logran una gran concentración de aromas”. agrega Buk.

Un ejemplo de Sagrado Malbec, vino ícono de la bodega, que acaba de obtener 95 puntos del crítico californiano James Suckling en su reciente reporte sobre Argentina.

A solo 45 minutos de Buenos Aires

En un paisaje completamente diferente al que habitualmente se asocia al vino argentino (la cordillera de fondo, el desierto convertido en oasis por las acequias), a solo 65 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires (a metros de la Ruta 9), en un paisaje de pampa húmeda, rodeado de bosques naturales. crece el viñedo de Bodega Gamboa, donde nace un Malbec con una identidad completamente singular.

Viñedos de Malbec en Bodega Gamboa, en provincia de Buenos Aires
Viñedos de Malbec en Bodega Gamboa, en provincia de Buenos Aires

Hacer un Malbec aquí, en la hectáreas que se encuentran en la frontera entre Campana y Cardales, presenta desafíos completamente distinto al de Cuyo, NOA o Patagonia. “La finca posee suelos típicos de la provincia de Buenos Aires, con algunas características realzadas: los primeros 45 centímetros de profundidad son muy arcillosos, ricos en nutrientes, pero muy densos, lo que dificulta que las raíces de las plantas nuevas se desarrollen; en especial, si nos tocan dos o tres temporadas consecutivas secas”, cuenta Gerardo Pereyra, enólogo de Gamboa con 9 cosechas de experiencia en la zona.

Allí, con la asesoría de la destacada enóloga Gabriela Celeste, elabora un Malbec que lleva la impronta de este terruño. “Nuestro perfil de Malbec tiene como característica la expresión a hierbas aromáticas como salvia y a flores como la lavanda, descriptores que no son tan comunes en las zonas tradicionales donde se cultiva la vid en Argentina, pero que son la característica particular de nuestro Malbec”, describe Pereiro.

Beber con moderación – Prohibida su venta a menores de 18 años

Sebastián A. Ríos – La Nación

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