La muerte de un hincha fanático de Boca Juniors que se suicidó tras la derrota en la final de la Copa Libertadores, ha causado conmoción en Argentina.
Marcelo, de 23 años, era policía de la Ciudad de Buenos Aires y tenía una gran pasión por el club. Tras la derrota ante Fluminense, el joven se encerró en su habitación y se quitó la vida.
Su madre, Verónica, habló con Crónica TV y contó que su hijo “era fanático de Boca. Si perdía estaba mal, se ponía triste, pegaba piñas, decía que era lo más grande Boca”.
“Me lo mataron. Yo ahora no lo tengo y no hay ningún jugador que me dé el pésame”, dijo la mujer, conmovida.
El caso ha generado una fuerte reacción en las redes sociales, donde muchos usuarios han expresado su tristeza y repudio.
“Es una tragedia muy triste. No podemos naturalizar la violencia y el fanatismo. Hay que ayudar a los jóvenes a entender que el fútbol es un juego”, escribió un usuario de Twitter.
“Es muy triste que un joven pierda la vida por un partido de fútbol. El fanatismo no puede llegar a estos extremos”, dijo otro usuario.
La muerte de Marcelo Morales es un recordatorio de que la pasión por el fútbol puede convertirse en un problema cuando se lleva al extremo. Es importante recordar que el fútbol es un juego y que no vale la pena perder la vida por él.