La historia de Puelo, el perro chubutense que actuó en El Eternauta y conquistó a Ricardo Darín.
Puelo fue rescatado por un cura en Lago Puelo, creció entre imágenes sagradas en una iglesia de San Telmo y conquistó el corazón de Bruno Stagnaro y Ricardo Darín, sin entrenamiento ni casting.
Su historia, tan conmovedora como cinematográfica, se mezcla con la ficción que protagoniza.En julio de 2023 estaba previsto comenzar el rodaje de la primera escena de El Eternauta en el set instalado dentro de la parroquia de San Pedro González Telmo.
Todo el equipo técnico ya se encontraba listo, y los actores preparados para comenzar. Sin embargo, el perro elegido para una de las escenas —un animal con una extensa experiencia en el mundo del cine— no lograba concentrarse.

Se mostraba inquieto ante cualquier ruido o elemento religioso, paraba las orejas y no lograba mantenerse en el papel melancólico que debía interpretar.
El inicio del rodaje comenzó a demorarse, lo que suponía complicaciones logísticas y económicas.
Fue entonces cuando el director de la serie, Bruno Stagnaro, escuchó hablar de Puelo.
“Quedó encantado”, relata el productor Emmanuel Slit Murillo, responsable de la utilería de armas y del trabajo con animales en la producción. “Dijo que quería conocerlo”.
Se pusieron en contacto con Emilio Chumpitaz, el dueño del perro.
Sorprendentemente, no fue necesario entrenarlo ni hacerle pruebas. Rodeado de las imágenes sagradas de la iglesia en la que creció, Puelo caminaba con una lentitud que transmitía de forma natural esa esencia callejera que requería el papel del viejo linyera.
“Acaba de nacer una estrella”, le escribió Slit Murillo a Chumpitaz cuando vio al perro en acción.El personaje requería un animal que transmitiera abandono y soledad.

Y Puelo, que fue dejado a su suerte cuando era solo un cachorro, encarnaba perfectamente esa historia.
LA AMISTAD DE PUELO Y RICARDO DARÍN
El primer día de grabación, Puelo deslumbró a Bruno Stagnaro. “Bruno busca siempre la espontaneidad, y ese perro era el ideal”, dice el productor Slit Murillo.
Rápidamente se metió al elenco entero en el bolsillo. “Cuando Puelo pasaba, todo se detenía, era una diva”, apunta.
Puelo, sin embargo, no tenía devoción por todo el mundo.
No le movía la cola a los técnicos ni a los extras; tampoco le saltaba a Ricardo Merkin, que interpreta al viejo que conmovió a los espectadores con aquella frase: “¡Donde va él voy yo, y donde voy yo va el perro, carajo!”.
No. La sensibilidad de Puelo estaba direccionada hacia un solo lugar, precisamente hacia la estrella: Ricardo Darín.
En momentos de descanso se podía ver a Puelo en dos patas arañando el camarín de Darín. Darín abría la puerta y Puelo entraba.
Pasaban horas juntos ahí dentro, hasta que volvían a salir para grabar, Puelo adelante, Darín atrás.Cuando Puelo regresaba a su departamento, sobre todo al principio, cuando pasaba de jugar en las grandes ligas a descansar en su humilde cama de la calle Cochabamba, se lo notaba ligeramente displicente. “No me daba mucho bolilla”, admite el dueño, que elige creer que era por el cansancio del rodaje.
“A veces pasaba toda la noche afuera”, se apresura a decir. Pero es sabido que Puelo, después de su experiencia audiovisual, dejó de tomar agua de baldes u otros recipientes. Ahora solo toma del pico de una botella que alguien le tiene que acercar al hocico.
Fueron épocas de vacas gordas. A Emilio le entró un buen dinero extra durante los seis meses de grabación, gracias al cual no escatimó a la hora de comprar alimento premium, ropa canina, juguetes y otras golosinas.
El resto del dinero, Emilio —encargado de un edificio de departamentos y peruano argentinizado— lo ahorró en dólares.
Desde hace un año y cuatro meses Emilio y Puelo volvieron a su vida normal. Él, ocupándose del mantenimiento, la gestión de residuos y la relación con los vecinos del edificio; y Puelo, recorriendo tres veces al día el barrio de San Telmo.
Tiene nueve años y, según pudo saber elDiarioAR, la producción de El Eternauta volverá a verlo para evaluar qué lugar puede darle Stagnaro en la segunda temporada: adaptará el guion a sus posibilidades.
Con su oreja izquierda caída, pasea sobre todo en Parque Lezama. Tiene una mandíbula privilegiada que le permite cargar troncos de hasta 5 kilos.
Al llegar a su casa, duerme en una cama y sólo come el alimento si le colocan un poco de carne sobre el plato.